Ser maestro es reconocerse como un ser histórico que es capaz de analizar su presente y de construir su futuro, de recuperar la forma en que se enlazan su historia personal y su trayectoria profesional, su vida cotidiana y su trabajo en la escuela.
El maestro tiene como tarea esencial desarrollar el respeto y el amor a la verdad, la reflexión personal, al mismo tiempo que el espíritu de tolerancia; el sentimiento del derecho de la persona humana y de la dignidad, la conciencia de la responsabilidad individual al mismo tiempo que el sentimiento de la justicia y de la solidaridad social.
El maestro es primero que nada, un trabajo, y que como tal depende en gran medida de las condiciones dentro de las cuales se desarrolla, de las restricciones materiales y de la estructura institucional que delimita su ámbito propio. También que el maestro como trabajador, es un ser humano que ordena sus propios conocimientos, recursos y estrategias para hacer frente, cotidianamente, a las exigencias concretas que se presentan en su quehacer.
El trabajo de maestro es distinto a cualquier otro. Por mucho que se haya comparado al del obrero o del campesino, al del misionero o del burócrata, lo cierto es que trabajar con treinta o más alumnos dentro de un aula para enseñarles los elementos culturales considerados básicos tiene características únicas. Las experiencias ?frente a grupo? son continuas e ineludibles.
La docencia requiere un esfuerzo sostenido, tanto efectivo y físico como intelectual durante toda la jornada laboral. Responder a un grupo de alumnos puede requerir todos los recursos de que dispone un maestro: sus conocimientos profesionales así como las capacidades obtenidas en diversos ámbitos de su vida. Como actividad fundamental social que es, ser maestro implica establecer constantemente relaciones con otros: alumnos, padres, autoridades y colegas. A pesar de la relativa libertad con la que puede desempeñar su trabajo tras la puerta cerrada del aula, se encuentra constreñido por la situación misma de la clase y por condiciones específicas de la escuela y la sociedad en que labora.
Elsie Rockwell
Al igual que el artista selecciona sus maderas, mármoles, cinceles, pinceles, colores y texturas, el maestro debe optimizar los recursos que tiene a mano y que puede allegarse: sacar el máximo provecho del tiempo, del espacio, de los materiales y de las capacidades de sus estudiantes.
Autor Anónimo
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