viernes, 26 de junio de 2020

El sentido de la vida



Una vez un hombre iba viajando en un tren; estaba durmiendo. Se despertó y alguien le preguntó a dónde iba, pero el hombre adormilado respondió que no lo sabía. La misma persona le preguntó dónde había subido en el tren, pero respondió lo mismo, que no lo sabía. Es comprensible que un señor así no sepa responder a unas preguntas tan fundamentales: estaba todavía en los brazos de Morfeo.

Sin embargo, muchas personas hoy en día no saben responder a preguntas todavía más fundamentales, que se refieren al sentido de su existencia humana ¿de dónde vienen?, ¿a dónde van?

El Catecismo responde en el nº 34 a estas dos grandes interrogantes del hombre:
...el hombre puede acceder al conocimiento de la existencia de una realidad que es la causa primera y el fin último de todo, y que todos llamamos Dios.

Dios es el principio y el fin de todo ser humano: viene de Dios y va hacia Él.

El filósofo Aristóteles dijo que el hombre es como una flecha lanzada al aire: no sabe de dónde viene ni a dónde va. Pero nosotros los creyentes sí conocemos las respuestas a estas preguntas. Dios, por así decirlo, nos ha dado todo servido en el plato:

Dios nos creó y estamos de regreso hacia Él. Él, al mandarnos a este mundo, nos dio un billete de ida y vuelta. Todo el sentido de nuestra vida está contenido en esta verdad: estamos regresando a la casa paterna. No todo el mundo tiene la suerte de conocer esta verdad.

¡Hay tantos seres humanos que están vagando por las tinieblas de la duda y de la incertidumbre! Pensemos en los espiritistas que creen en la reencarnación, en los materialistas que piensan que todo es materia y que el hombre tiene la misma suerte de una planta o de un pájaro... Debemos dar gracias a Dios por el don de la fe en esta verdad que es el eje de la existencia humana: Dios es nuestro principio y nuestro fin.

El gran error de nuestras vidas es vivir desorientados y engañados, creyendo que vamos siguiendo un sentido... cuando en realidad cada día nos alejamos más del verdadero sentido: Dios. El que anda fuera del camino, cuanto más corre, tanto más se va alejando del término.

Venimos de Dios y vamos hacia Dios...


Autor desconocido


El ratón y la ratonera



Un raton vagabundo llegó a una casa mirando por un agujero de la pared y vio a un hombre entregando un paquete a una mujer.

Rápidamente pensó: "¿qué tipo de comida podra haber allí?
Y se imaginó un sabroso queso. Se le hacía agua la boca de pensar que sería de sus preferidos. Quedó aterrorizado cuando descubrió que era una ratonera. Entonces, se fue al patio de la casa a advertir a todos:

"¡ Hay una ratonera en la casa, una ratonera! "
La gallina que estaba buscando sus lombrices en la tierra, cacareó y le dijo:
"¡ Discúlpeme, Sr. ratón: entiendo que sea un gran problema para usted, pero a mí no me perjudica en nada, ni me molesta! "
Y el ratón se entristeció.

El ratón siguió corriendo buscando ayuda, y llegó hasta el cordero y le dijo. "¡ hay una ratonera en la casa!"
"¡ Discúlpeme, Sr. ratón, pero no veo nada que pueda hacer, pues yo como pasto. ¡Quédese tranquilo! !Usted está en mis oraciones!"

El ratón se fue hasta donde estaban las vacas y le dijeron: ¿ Qué nos dice, Sr. ratón? ¿Una ratonera? ¿estamos en peligro por casualidad nosotras ? ¡ Creo que no !

Entonces el ratón se volvió a la casa, cabizbajo y abatido, para encarar solo la ratonera .....

Aquella misma noche se escuchó un ruido como el de una ratonera agarrando su víctima. La mujer del estanciero corrió a ver qué había en la ratonera. Pero, en la obscuridad, no vio que la trampa había agarrado la cola de una víbora venenosa. La víbora la mordió.

El hombre la llevó corriendo al hospital. La mujer fue atendida, pero después volvió a casa con fiebre. Nada mejor que un buen caldo de gallina. El hombre entonces tomó el cuchillo y fue a buscar al principal ingrediente: la gallina.

Como la enfermedad de la mujer continuaba, amigos y vecinos vinieron a verla. Para alimentarlos, hubo que matar al cordero.

Pero la mujer no resistió, y acabó falleciendo. Muchas personas vinieron al funeral. El pobre hombre, muy triste y agradecido por la solidaridad, resolvió matar a las vacas para darle de comer a todos.

La próxima vez que oigas decir que alguien está enfrentando un problema, y creas que a ti no te afecta, piénsalo dos veces. En todas las casas pueden necesitar una ratonera ¡y todos los integrantes corren peligro! "Ayuda a tu prójimo"

¿Se dieron cuenta quien se salvó?

Moraleja: En una comunidad, como en un grupo de amigos y en la propia familia, cuando un integrante tiene un problema, este problema es de todos y juntos deben resolverlo o ver en qué pueden ayudar para aligerar la carga del problema.


Autor desconocido





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