miércoles, 28 de septiembre de 2016

Como papel arrugado

Lic. Alfonso Contreras. (Venezuela)


Mi carácter impulsivo, cuando era niño me hacia reventar en cólera a la menor provocación, la mayoría de las veces después de uno de éstos incidentes, me sentía avergonzado y me esforzaba por consolar a quien había dañado.

Un día mi maestro, que me vio dando excusas después de una explosión de ira, me llevó al salón y me entregó una hoja de papel lisa y me dijo:

- ¡Estrújalo!

Asombrado obedecí e hice con él una bolita.

- Ahora -volvió a decirme- déjalo como estaba antes.

Por supuesto que no pude dejarlo como estaba, por más que traté el papel quedó lleno de pliegues y arrugas.

- El corazón de las personas -me dijo- es como ese papel... La impresión que en ellos dejas, será tan difícil de borrar como esas arrugas y esos pliegues.

Así aprendí a ser más comprensivo y paciente. Cuando siento ganas de estallar, recuerdo ese papel arrugado.

La impresión que dejamos en los demás es imposible de borrar...

Más cuando lastimamos con nuestras reacciones o con nuestras palabras... Luego queremos enmendar el error pero ya es tarde.

Alguien dijo alguna vez Habla cuando tus palabras sean tan suaves como el silencio. Por impulso, no nos controlamos, y sin pensar, arrojamos en la cara del otro palabras llenas de odio o rencor y luego cuando pensamos en ello nos arrepentimos. Pero no podemos dar marcha atrás, no podemos borrar lo que quedó grabado en el otro.

Muchas personas dicen: Aunque le duela se lo voy a decir... o La verdad siempre duele... o No le gustó porque le dije la verdad...

Si sabemos que algo va a doler, a lastimar, si por un instante imaginamos cómo podríamos sentirnos nosotros si alguien nos hablara o actuará así... ¿Lo haríamos?

Otras personas dicen ser frontales y de esa forma se justifican al lastimar: Se lo dije al fin... o ¿Para qué le voy a mentir...? o Yo siempre digo la verdad aunque duela...

Qué distinto sería todo si pensáramos antes de actuar, si frente a nosotros estuviéramos sólo nosotros y todo lo que sale de nosotros lo recibiéramos nosotros mismos. ¿No?

Entonces sí nos esforzaríamos por dar lo mejor y por analizar la calidad de lo que vamos a entregar.

¡Aprendamos a ser comprensivos y pacientes!

¡Pensemos antes de hablar y de actuar!

Desde hoy, se más compresivo y más paciente, pero en especial aprende a dejar el orgullo a un lado y haz como haría un valiente, Pide perdón y reconoce tu error.

Cuando sientas ganas de estallar recuerda “El papel arrugado”.


Proverbios 12:18 “Hay quienes hablan como dando estocadas de espada: Mas la lengua de los sabios es medicina.”
Proverbios 19:11 “La cordura del hombre detiene su furor; Y su honra es disimular la ofensa.”
Proverbios 15:1 “La blanda respuesta quita la ira: Mas la palabra áspera hace subir el furor.”
Proverbios 10:14 “Los sabios guardan la sabiduría: Mas la boca del loco es calamidad cercana



Reflexionemos:

Esta historia pone de manifestación la importancia de controlar la ira, saber gestionar nuestras emociones y expresar nuestro desacuerdo y enfado con asertividad.

No se trata de no enfadarse: sino de saber gestionarlo, y de saber expresar nuestro malestar, disconformidad o enfado sin atacar al otro, siempre desde el respeto, no recurrir nunca a la violencia pues es dañino tanto para los demás como para nosotros mismos. Es importante saber gestionar las frustaciones o nuestro enfado sin perder los papeles. Ser sincero o expresar nuestras emociones no justifica hacerlo de cualquier modo, es importante fomentar la paciencia, control de nuestras emociones y comunicación asertiva con los demás. El respeto ha de ser un valor fundamental en nuestra vida: gracias al respeto nos evitaremos ir por la vida arrugando papeles.

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