lunes, 25 de noviembre de 2019

¿Qué significa virtual?



Un día que tenía mucha hambre entré apresuradamente a un restaurante. 


Escogí una mesa bien alejada del bullicio, porque quería aprovechar los pocos minutos que tenía ese día y utilizarlos para comer y concretar algunas ideas de programación, de un sistema que estaba desarrollando. Además, tenía ganas de planificar mis vacaciones, que desde hace mucho tiempo no sé lo que son.

Pedí una ensalada y un filete de salmón con alcaparras en manteca, para calmar el hambre voraz que tenía en ese momento.

Abrí mi ordenador portátil y mientras arrancaba el sistema operativo, me llevé un susto con aquella voz bajita detrás de mí:

- Señor, ¿me da algo de dinero?

- No tengo, pequeño.

- Por favor, sólo una moneda para comprar pan.

- Está bien, yo te compro uno.

Para variar, mi cuenta de correo estaba llena de e-mails. Me entretuve leyendo poesías, bonitos mensajes, riendo de esas divertidas bromas, etc. Ahhh! Esa música me trasladaba a México D.F., recordando un hermoso tiempo pasado.

- Señor, pida que le pongan al pan manteca y queso también!

En ese momento, me dí cuenta que el pequeño estaba a mi lado.

- Bien, pero después me dejas trabajar, que estoy muy ocupado, ¿de acuerdo?

Llegó mi comida y con ella la realidad. Hago el pedido del pequeño, y el camarero me pregunta si quiero que el niño sea retirado. Mi cargo de conciencia me impide tomar una decisión, y digo:

- No, no pasa nada. Deje que se quede. Traiga el pan y un plato de ternera con patatas fritas para él.

Entonces el niño se sentó frente a mí y preguntó:

- Señor, ¿que está haciendo?

- Estoy leyendo e-mails.

- Y ¿que son e-mails?

- Son mensajes electrónicos enviados por personas vía Internet.

Sabía que él no iba a entender nada y para evitar preguntas adicionales le dije:

- Es como si fuese una carta, pero que se envía por Internet en formato electrónico en vez de echarla al buzón del correo postal.

- Señor, ¿usted tiene Internet?

- Sí que tengo, es esencial en el mundo actual.

- Y ¿qué es Internet, señor?

- Es un lugar en la computadora donde podemos ver y oír muchas cosas, como por ejemplo noticias, música, conocer a otras personas, leer, escribir, trabajar, aprender. Tiene de todo, pero en un mundo virtual.

- Y ¿qué es lo virtual, señor?

Decido dar una explicación simplificada, con la certeza de que él poco va a entender, y me va a permitir comer mi almuerzo con tranquilidad.

- Virtual es un lugar que imaginamos, algo que no podemos tocar, alcanzar. Un lugar en el que creamos un montón de cosas que nos gustaría hacer. Creamos nuestras fantasías, transformamos el mundo en casi como quisiéremos que fuese.

- ¡Qué bueno! ¡Me gusta!

- Pequeño, ¿entonces has entendido lo que es virtual?

- Sí señor, yo también vivo en este mundo virtual.

- ¿Y tú tienes ordenador?

- No, ¡pero mi mundo también es de ese estilo, virtual! Mi madre pasa todo el día fuera, llega muy tarde y casi que no la veo. Yo me paso horas cuidando a mi hermano pequeño que vive llorando de hambre, y muchas veces le doy agua para que él piense que es sopa. Mi hermana mayor sale todo el día, dice que va a vender su cuerpo, más yo no entiendo, pues ella vuelve siempre con su cuerpo. Mi padre está en la cárcel desde hace mucho tiempo. Y yo siempre imagino a toda la familia junta en casa, mucha comida, muchos juguetes en Navidad, y yo yendo a la escuela para ser un gran médico algún día. ¿Esto no es virtual, señor?

Cerré mi ordenador portátil, no antes de que mis lágrimas cayeran sobre el teclado.

Esperé a que el niño terminase literalmente de "devorar" su plato, pagué la cuenta y le dí el cambio al pequeño, quien me lo retribuyó con una de las más bellas y sinceras sonrisas que jamás había recibido en mi vida. Y además con un "Gracias señor, usted es un maestro!".

Ahí, en ese instante, tuve la mayor prueba del virtualismo insensato en que vivimos todos los días, en cuanto a la cruel realidad rodeada de verdad, que hacemos como si no la percibiéramos!



Autor desconocido

domingo, 24 de noviembre de 2019

Invite al amor



Una mujer regaba el jardín de su casa y vio a tres ancianos frente a su jardín.

Ella se dirigió a ellos y les dijo:

- No creo conocerlos, pero deben tener hambre. ¿Quieren entrar a mi casa para comer algo?.

Ellos respondieron:

- Gracias. ¿Está el hombre de la casa?

-No, respondió ella , no está.

-Entonces no podemos entrar, dijeron ellos.

Al atardecer, cuando el marido llegó, ella le contó lo sucedido.

- Entonces diles que ya he llegado e invítalos a pasar.

La mujer salió a invitar a los hombres a pasar a su casa.

-No podemos entrar a una casa los tres juntos, explicaron los ancianos.

-¿Por qué?, quiso saber ella.

Uno de los hombres apuntó hacia otro de sus amigos y explicó:

Su nombre es Abundancia.

Luego indicó hacia el otro.

Su nombre es Éxito y yo me llamo Amor.

Ahora vaya adentro y decida con su marido a cuál de nosotros tres desean invitar a casa.

La mujer entró a su casa y le contó a su marido lo que ellos le dijeron.

El hombre se puso feliz: ¡Qué bien! Y ya que así es el asunto entonces invitemos a Abundancia. Que entre y llene nuestra casa.

Su esposa no estaba de acuerdo:

Querido, ¿porqué no invitamos a Éxito?

La hija del matrimonio estaba escuchando desde otra habitación y vino corriendo.
¿No sería mejor invitar a Amor?

Nuestro hogar estaría entonces lleno de amor.

Hagamos caso del consejo de nuestra hija, dijo el esposo a su mujer. Ve afuera e invita a Amor a que sea nuestro huésped.

La esposa salió y les preguntó:

¿Cuál de ustedes es Amor? Por favor que venga y que sea nuestro invitado.

Amor se levantó y comenzó a avanzar hacia la casa. Los otros dos también se levantaron y le siguieron.

Sorprendida, la mujer les preguntó a Abundancia y a Éxito:

Yo invité sólo a Amor ¿porqué también vienen ustedes si sólo podíamos invitar a uno?.

Los viejos respondieron juntos:

- Si hubiera invitado a Abundancia o a Éxito, los otros dos habrían permanecido fuera, pero ya que usted invitó a Amor, donde vaya él, nosotros vamos con él.

Donde quiera que hay amor, hay también abundancia y éxito.


Autor desconocido

El Papa y el mendigo



Un sacerdote norteamericano de la diócesis de Nueva York se disponía a rezar en una de las parroquias de Roma cuando, al entrar, se encontró con un mendigo. Después de observarlo durante un momento, el sacerdote se dio cuenta de que conocía a aquel hombre. ¡Era un compañero del seminario, ordenado sacerdote el mismo día que él¡. Ahora mendigaba por las calles.

El sacerdote, tras identificarse y saludarle, escuchó de labios del mendigo cómo había perdido su fe y su vocación. Quedó profundamente estremecido.

Al día siguiente el sacerdote llegado de Nueva York tenía la oportunidad de asistir a la Misa privada del Papa al que podría saludar al final de la celebración, como suele ser la costumbre. Al llegar su turno sintió el impulso de arrodillarse ante el santo Padre y pedir que rezara por su antiguo compañero de seminario, y describió brevemente la situación al Papa.

Un día después recibió la invitación del Vaticano para cenar con el Papa, en la que solicitaba llevara consigo al mendigo de la parroquia. El sacerdote volvió a la parroquia y le comentó a su amigo el deseo del Papa. Una vez convencido el mendigo, le llevó a su lugar de hospedaje, le ofreció ropa y la oportunidad de asearse.

El Pontífice, después de la cena, indicó al sacerdote de Nueva York que los dejara solos, y pidió al mendigo que escuchara su confesión. El hombre, impresionado, respondió que ya no era sacerdote, a lo que el Papa contestó: "una vez sacerdote, sacerdote siempre". "Pero estoy fuera de mis facultades de presbítero", insistió el mendigo. "Yo soy el obispo de Roma, me puedo encargar de eso", dijo el Papa.

El hombre escuchó la confesión del Santo Padre y le pidió a su vez que escuchara su propia confesión. Después de ella lloró amargamente. Al final Juan Pablo II le preguntó en qué parroquia había estado mendigando, y le designó asistente del párroco de la misma, y encargado de la atención a los mendigos.


Autor desconocido

martes, 19 de noviembre de 2019

La Silla



La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración por su padre, que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote pensó que el hombre sabía que vendría a verlo.

- "Supongo que me estaba esperando", le dijo. 

- "No, ¿quién es usted?", dijo el hombre. 

- "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted; cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo vendría a visitarlo". 

- "Ah sí, la silla", dijo el hombre enfermo, ¿le importa cerrar la puerta? El sacerdote, sorprendido, la cerró. "Nunca le he dicho esto a nadie, pero toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la Iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y me salió por el otro, pues no tengo idea de como hacerlo. Entonces hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mi hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas: te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo, luego con fe miras a Jesús sentado delante de ti. No es algo alocado el hacerlo pues Él nos dijo: "Yo estaré siempre con vosotros". Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora"."Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces". Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija.... pues me internaría de inmediato en el manicomio."

El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo, y que no dejara de hacerlo. Luego hizo una oración con él, le extendió una bendición y se fue a su parroquia. Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó:

-"¿Falleció en paz?" 

-"Sí, cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama, me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño respecto a su muerte, pues aparentemente, justo antes de morir, se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que puede significar esto?" 

El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: "Ojala que todos nos pudiésemos ir de esa manera..."

Autor desconocido


lunes, 18 de noviembre de 2019

Diálogo sobre el aborto



- ¿Abortarías si el ginecólogo te dijese que tu hijo va a nacer ENFERMO?

- Los ginecólogos se pueden equivocar, ¿no? Recuerda ese caso a principios de 2007: decían que el bebé tendría atresia de esófago, así que decidieron abortarlo... pero el niño salió vivo y sin atresia ni nada; eso sí, murió por haberlo sacado tan prematuro. Vamos, que lo mataron, y ni siquiera estaba enfermo. Abortar es matar un niño antes de nacer, enfermo o no.

-Bueno, pero imagínate que es seguro, seguro que va a nacer SIN BRAZOS, por ejemplo...

- Ya, pero si nace sin brazos puede hacer aún montones de cosas; sin brazos Tony Meléndez toca la guitarra ¡con los pies! , vende discos y hace giras.

- OK, pero la vida es muy dura; imagínate que nace SIN BRAZOS y SIN PIERNAS!!!!

- Bueno, pues si nace sin brazos y sin piernas mi hijo puede aún ser ¡¡¡¡campeón deportivo, escribir un libro y conducir un Jeep Cherokee!!!! Busca en google la historia de Kyle Mainard y su libro "Sin excusas".

- Vale, pero imagínate que alguien se queda CIEGO, TETRAPLÉJICO, y ATADO A UN RESPIRADOR, y progresivamente peor y...

- Ya, quieres decir como Olga Bejano. ¡Esta chica ya ha escrito dos libros contando su testimonio de amor a la vida! Y tiene un grupo de amigos en Internet, donde cuelga testimonios, artículos, experiencias.

- Vale, pero todos esos supertipos se empeñan en vivir...

- Sí, aman la vida, pero no son supertipos, son personas normales; son muy especiales porque se han curtido en el esfuerzo, tienen sentido del humor, gente que les quiere y, curiosamente, todos ellos tienen una espiritualidad fuerte.

- OK, lo que quieras, se empeñan en vivir... pero mi vida es mía, ¿no?, y si yo no soy tan súper, y ya no quiero vivir, me la puedo quitar y punto... ¿o no?

- Si no quieres vivir lo que necesitas es hablar con un sacerdote, recibir mucho amor y darle un sentido a la vida que te quite la depresión. Las depresiones se curan, ¿sabes? Además ¿tu vida es tuya? ¿Sólo tuya? ¡No, hombre!

- Mira lo que dice Ángel Lozano, que se quedó tetrapléjico a los 18 años: "La vida no es sólo de uno; es mía y de mis amigos, mis padres...".

Después del accidente, él pensaba que era el final... ¡pero no lo fue! Con la ayuda de su familia y de sus amigos y gente con experiencia que lo ha vivido antes, siguió adelante, se sacó el título de farmacia y ahora es cuentacuentos, algo que le encanta.

- Y ahora una pregunta: ¿por qué hacen películas y homenajes a los que se suicidan, como Ramón Sampedro, y en cambio ni hacen películas ni dan ayudas a los heroes cotidianos que luchan por vivir día a día, que no se suicidan, ni abortan, ni practican la eutanasia, pese a sus durísimas situaciones?

¿Por qué esconden a los héroes de la vida y promocionan a personajes hundidos en la cultura de la muerte? Por eso decimos muchos ¡sí a la vida, no a la cultura de la muerte! ¡Gracias a todos vosotros, héroes cotidianos! Gracias por enseñarnos a vivir.


Autor desconocido

Vocabulario de San José para enseñar al Niño Jesús



En el País de la fantasía, donde la ciencia no comprende nada y donde los niños son felices, acaban de encontrar un viejo manuscrito. Los entendidos que lo han analizado consideran que es auténtico, así que lo comunicamos a la prensa para conocimiento del mundo. Para leerlo, dicen, hay que hacerse como niños. Los que se creen grandes quizá comprenderán poco. Esperamos que al menos puedan sentir, allá muy dentro, la necesidad de hacerse hoy un poco como niños.

El manuscrito, según parece, fue un vocabulario que preparó San José para dar clases al Niño Jesús y se reproduce a continuación:

Alegría: lo que sentimos María y yo cuando te vemos.


Amigo: Es el que no piensa en sí, sino en el otro. Es el que da la vida por el que ama. Entonces, Jesús, amigos de verdad hay pocos. O, mejor, hay uno: tú en la cruz...


Amor: eso que tú eres y que quieres que seamos todos los hombres y mujeres del planeta.


Banquete: una fiesta por algo grande. En los cielos hay banquete siempre que un pecador se convierte. ¿Cómo consigues que haya vino para tanta fiesta?


Cizaña: lo que siembra un enemigo para estropear la cosecha. Dicen que hay mucha cizaña por ahí, pero yo sólo veo trigo cuando miro tus ojos frescos, dulces, serenos, limpios.


Cordero: un animal bueno, manso, siempre listo para el sacrificio. Algunos dicen que un poco tonto, pero no puede ser tonto: los tontos son seres inteligentes empobrecidos y egoístas, y el cordero es generoso por esencia.


Cosecha: Ese momento en el cual los hombres recogemos lo que tu Padre nos dio. Se puede convertir en un momento de alegría y solidaridad o de egoísmo y rencillas.


Cruz: no quiero explicártelo. Lloro cada vez que me entero que han crucificado a un bandido.


Divorcio: una mala costumbre que permite destruir el proyecto de Dios respecto del amor humano.


Egoísmo: un amor equivocado que no lleva a nada. Creo que no entenderás nunca lo que es pues tú eres lo contrario.


Estrella: para los científicos, algo que tal vez ya no existe. Para ti y para mí, un guiño de tu Padre que saluda a los hombres y mujeres del planeta.


Lirio: una flor que se viste mejor que Salomón. Una sonrisa al cielo, un momento de paz y de ternura, una señal de tu Padre que se cuida de todo. Dile de mi parte que también crezcan árboles para no perder el trabajo de carpintero...


Lluvia: lo que manda tu Padre sobre buenos y malos y llena de goteras nuestra casa.


María: el nombre más hermoso después del tuyo. Con ella vivo y trabajo, sueño y sufro. Me ha revelado un poco de tu
misterio, y me ha dicho que tú eres único.


Matrimonio: una vocación maravillosa desde la creación del mundo que hace que hombre y mujer sean una sola carne y que ayuden a tu Padre al nacimiento de nuevos hijos.


Misericordia: no sabía lo que era hasta que tú naciste. Es compasión, es cercanía, lavar al herido, limpiar al pecador, acoger al fugitivo, perdonar al traidor. Es algo que se inicia en la tierra con tu venida y que nos puede hacer felices para siempre.


Moneda: lo que tendrás que usar para pagar impuestos. Sirve mucho si se emplea para atesorar en el cielo a base de limosnas. No sirve nada si en nuestro corazón reina el egoísmo y la avaricia, y la guardamos en un banco para aumentar los intereses y disminuir la alegría del dar.


Muerte: ese misterio que termina con nuestras vidas. Ese dolor que separa a la madre de uno de sus hijos. Esa pena que hará llorar a Marta y María. Esa experiencia por la que pasarás tú un día. Pero... ¿puede morir el amor? Un día resucitarás, y nosotros contigo. La muerte, entonces, será vencida.


Mujer: es algo maravilloso, como tu Madre. Es esa joya de la creación que sirve como santuario de la vida y como calor del hogar. Es esperanza, belleza y ternura. Es... Jesús, me callo: siempre me quedo corto cuando pienso en tu Madre.


Nazaret: es el pueblo donde fuiste concebido. Ahora es tu casa, pero me parece que se ha quedado pequeño. Tu casa es el mundo, tu cetro es la tierra, tu corona son las estrellas, y tu cama... un poco de paja. Aún no entiendo cómo lo más grande se puede contentar con un poco de pan de pobres.


Niños: los que pueden entrar en el Reino de los cielos. Los que acogen tu venida. Los que no se complican. Los que confían en sus padres como tú en el Padre.


Nube: una señal de esa lluvia bendita con la que tu Padre prepara los campos para la siembra.


Oveja: vale mucho tanto si está en el rebaño como si escapa por ahí. Sé que irás a buscar la perdida, Jesús, pero no te olvides de cuidar también a las 99 que se quedan en el redil (no sé si me harás caso, pues veo que amas mucho a tu Padre).


Pájaro: un animal que vuela y que siempre tiene algo para comer. No trabaja como tu Madre y yo para que en casa esté siempre todo listo. ¿Por qué tu Padre quiere tanto a los pájaros? Quizá para enseñarnos a volar, a pensar en el cielo, en medio de las mil aventuras de la vida que tienen siempre nuestros ojos en el suelo.


Pan: lo que comes todos los días y lo que convertirás en tu Cuerpo antes de la Pascua y a lo largo de los siglos.


Pecado: eso que nos hace tanto daño a los hombres pero que Dios puede borrar desde que tú viniste al mundo.


Pobreza: para algunos, una maldición, un fracaso. Para tu Madre y para mí, no puede haber pobreza desde que tú estás en casa...


Templo: era el lugar donde nos encontrábamos con Dios. Ahora tú te has convertido en algo mucho más importante que el Templo...


Tentación: esa prueba por la que pasamos todos los hombres y que nos invita a construir la vida sin Dios.


Trabajo: lo que hago yo y lo que tú harás cuando puedas coger la sierra y el martillo. Lo que trae el pan para la casa y la dignidad para la familia. Lo que se convierte en nuestra colaboración a la generosidad infinita de tu Padre que da comida a los gorriones y azadas a los hombres.


Vida: lo que corre por tus venas, lo que trabaja en tus células, lo que impulsa tu corazón y lo que te permite amar de modo humano. Vida es un suspiro de tu Padre, una poesía de tu Madre, tu llanto en la noche de Navidad y tu victoria (que es victoria nuestra) al salir del sepulcro un domingo de Pascua.


Viento: eso que sopla y no sabemos si viene del Este o del Oeste. Para ti, ya lo sé, es como el Espíritu, que nos lleva a ser buenos y a vivir tu Evangelio.


Vino: lo que bebemos los días de fiesta y lo que convertirás en tu Sangre.


Autor desconocido

martes, 5 de noviembre de 2019

"Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos"



La frase "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de los Cielos" aparece en el evangelio de Mateo (Mt 19,24). ¿Cómo debemos de interpretar estas palabras de Jesús? Es preciso aclarar antes de nada que Jesús nunca condenó la riqueza ni los bienes en sí mismos. Lo que condena son las personas cuyo único interés es acumular bienes y dinero para su propia satisfacción, no teniendo presente las necesidades del mundo. Se refiere a las personas con fortunas cuyo corazón está apegado exclusivamente al dinero.

Entre los propios amigos de Jesús estaba José de Arimatea, un hombre considerado rico. También estaba Zaqueo, que tras conocer al Señor cambia su actitud y reparte la mitad de sus bienes. Los ricos también pueden salvarse, obviamente, siempre y cuando hagan un buen uso de sus fortunas. Posibilidades hay muchas, en función del dinero que tengan. Pueden colaborar generosamente con los misioneros del tercer mundo, apoyar económicamente a las ONG de la Iglesia, becar los estudios de seminaristas, dar una importante cantidad de dinero para las obras de una parroquia, ayudar activamente a los conventos que viven de la caridad y la providencia, dar dinero cuando hay grandes catástrofes naturales en países (terremotos, huracanes, guerras, etc.).

Jesús les dice a los ricos: "No amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socaven y roben. Amontonad más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón". (Mt 6, 19-21).

Seas rico o pobre, pregúntate de vez en cuando dónde está tu corazón.


Javier López

lunes, 4 de noviembre de 2019

La maestra del hospital



Hace varios años, una maestra pública fue contratada para visitar a niños internados en un gran hospital de la ciudad. Su tarea era guiarlos en sus deberes a fin de que no estuvieran muy atrasados cuando pudieran volver a clases.

Un día, esta maestra recibió una llamada de rutina pidiéndole que visitara a un niño en particular. Tomó el nombre del niño, el del hospital y el número de la habitación, y la maestra del otro lado de la línea le dijo:

-Ahora estamos estudiando sustantivos y adverbios en clase. Le agradecería si lo ayudara con sus deberes, así no se atrasa respecto de los demás.

Hasta que la maestra no llegó a la habitación del niño no se dio cuenta de que se hallaba ubicada en la unidad de quemados del hospital. Nadie la había preparado para lo que estaba a punto de descubrir del otro lado de la puerta. Antes de que le permitieran entrar, tuvo que ponerse un delantal y una gorra esterilizada por la posibilidad de infección. Le dijeron que no tocara el niño ni la cama. Podía mantenerse cerca pero debía hablar a través de la máscara que estaba obligada a usar.

Cuando por fin terminó de lavarse y se vistió con las ropas prescriptas, respiró hondo y entró en la habitación. El chiquito, horriblemente quemado, sufría mucho a ojos vista. La maestra se sintió incómoda y no sabía qué decir, pero había llegado demasiado lejos como para darse la vuelta e irse. Por fin pudo tartamudear:

-Soy la maestra del hospital y tu maestra me mandó para que te ayudara con los sustantivos y los adverbios.

Después, le pareció que no fue una de sus mejores sesiones.

A la mañana siguiente, cuando volvió, una de las enfermeras de la unidad de quemados le preguntó:

-¿Qué le hizo a ese chico?

Antes de que pudiera terminar una sarta de disculpas, la enfermera la interrumpió diciendo:

-No me entiende. Estábamos muy preocupados por él, pero desde que vino usted ayer toda su actitud cambió. Está luchando, responde al tratamiento... Es como si hubiera decidido vivir.

El propio niño le explicó luego que había abandonado completamente la esperanza y sentía que iba a morir, hasta que vio a esa maestra especial. Todo había cambiado cuando se dio cuenta de algo. Con lágrimas de felicidad en los ojos, el chiquito tan gravemente quemado que había dejado de lado toda esperanza, lo expresó así:

-No le habrían enviado una maestra para trabajar con los sustantivos y los adverbios a un chico agonizante, ¿no le parece?

La esperanza es el factor preponderante que mantiene viva la llama que desarrolla nuestros proyectos. Si se pierde la esperanza de algo, se pierde la motivación y todo lo referente a ello parece no tener sentido. No resulta entonces difícil imaginarse lo que ocurriría si se pierde la esperanza de vivir. Todo parece derrumbarse, y la voluntad nada puede hacer porque está paralizada por la sensación de "sin sentido". Es una situación terrible que puede acarrear consecuencias también terribles. Pero basta una pequeña palabra de esperanza para despertar todos los sentidos, para movilizar todo aquello que se hallaba paralizado. Porque se le comienza a encontrar a la vida un significado fundamental, que va dando respuestas a muchas preguntas sobre la existencia, sobre el ser. Es importante mantener viva la esperanza de un mañana. Es importante la certeza de que mañana también está la vida... Si mañana tenemos "sustantivos y adverbios", eso significa que hay... un mañana. Y se renueva entonces la motivación de seguir adelante en búsqueda del preciado tesoro de la felicidad...

Pídele a Dios tener esperanza siempre en cualquier circunstancia y que te enseñe a ser feliz.






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