miércoles, 28 de agosto de 2019

La cabra embustera



Erase un campesino severo y pobre, que tenía tres hijas. Uno de sus vecinos le vendió una cabra y, como era su única posesión, quiso cuidarla bien para que diera mucha leche. Al día siguiente se la entregó a su hija mayor para que la llevase a pastar. Al regresar por la noche, la cabra dijo que la muchacha era una vanidosa y se había pasado el tiempo mirándose en el arroyo, sin darle de comer.

El campesino, disgustado, envió a su hija mayor a servir a la ciudad y encargó a la segunda alimentar al animal.

Por la noche, la cabrita embustera, acusó a la muchacha de haragana, asegurando que no le había dado de comer.

El campesino arrojó de casa a la muchacha y encargó a la tercera el mantenimiento de la cabra. Pero sucedió igual que en días anteriores.

Al día siguiente él mismo se fue con la cabra al monte, y he aquí que cada vez que el animal intentaba comer hierbas, un encanillo salía de la tierra y le increpaba así:

-¡Fuera de aquí, embustera! ¡Ya te llenaste la panza ayer!

Avergonzado el campesino del trato dado a las muchachas, corrió a buscarlas. Luego, felices y contentos, llevaron a la cabra al mercado, donde la vendieron por lo que costó.



Autor desconocido



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