Canuto fue proclamado rey de toda Inglaterra, de Dinamarca, Noruega y parte de Suecia en 1020 estableciendo el primer imperio vikingo de la historia. Los miembros de la corte de Canuto le dijeron que él era “tan grande, que podía ordenar a las olas del mar retroceder”.
Sabiendo que eso no tenía ningún sentido, Canuto, que a la sazón era un piadoso cristiano y un político inteligente, que conocía sus limitaciones ordeno que su trono fuera llevado a la playa y espero hasta que subiera la marea con el oleaje. Cuando las olas llegaron, les ordenó que retrocedieran.
Cuando las olas ignoraron su orden, Canuto proclamo, “Hagan saber a todos los hombres cuan vació y sin valor es el poder de los reyes. Porque nadie es digno de ese título sino Dios, a quien el cielo, la tierra y el mar obedecen”.
Aunque las acciones de los reyes parezcan “grandes” en las mentes de los hombres, no son nada en comparación al poder de Dios.
Autor desconocido
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