jueves, 20 de junio de 2019

El mantel



El nuevo sacerdote, recién asignado a su primer ministerio para reabrir una iglesia en los suburbios de Brooklyn, New York, llegó a comienzos de octubre entusiasmado con su primera oportunidad.

Cuando vio la iglesia se encontró con que estaba en pésimas condiciones y requería de mucho trabajo de reparación. Se fijó la meta de tener todo listo a tiempo para oficiar su primera Misa en Nochebuena.

Trabajó arduamente, reparando los bancos, pintando las paredes, etc., y para el 18 de diciembre ya habían concluído casi todos los trabajos, adelantándose a la meta trazada.

El 19 de diciembre cayó una terrible tempestad que azotó el área durante dos días completos.

El día 21, el sacerdote fue a ver la iglesia. Su corazón se contrajo cuando vio que el agua se había filtrado a través del techo, causando que una área de unos 15 metros cuadrados cayese de la pared frontal del santuario, exactamente detrás del púlpito, dejando un hueco que empezaba como a la altura de la cabeza.

El sacerdote limpió el desastre en el piso, y no sabiendo que más hacer sino posponer la Misa de Nochebuena, salió para su casa.

En el camino notó que una tienda local estaba llevando a cabo una venta del tipo "mercado de pulgas", con fines caritativos, y decidió entrar.

Uno de los artículos era un hermoso mantel hecho a mano, color hueso, con un trabajo exquisito de aplicaciones, bellos colores y una cruz bordada en el centro.

Era justamente el tamaño adecuado para cubrir el hueco en la pared frontal.

Lo compró y volvió atrás, camino de la iglesia. Ya para ese entonces había comenzado a nevar.

Una mujer mayor iba corriendo desde la dirección opuesta tratando de alcanzar el autobús, pero finalmente lo perdió. El sacerdote la invitó a esperar en la iglesia donde había calefacción, por el próximo autobús que tardaría 45 minutos más en llegar.

La señora se sentó en el banco sin prestar atención al pastor mientras, este buscaba una escalera, ganchos, etc., para colocar el mantel como tapiz en la pared. El sacerdote apenas podía creer lo hermoso que lucía y cómo cubría todo el área del problema.

Entonces él miró a la mujer que venía caminando hacia abajo, desde el pasillo del centro.

Su cara estaba blanca como una hoja de papel.

"Padre, ¿Donde consiguió Ud. Ese mantel? " El padre le explicó.
La mujer le pidió revisar la esquina inferior derecha para ver si las iniciales EGB aparecían bordadas allí.

Sí estaban... Estas eran las iniciales de la mujer y ella había hecho ese mantel 35 años atrás, en Austria.

La mujer apenas podía creerlo cuando el sacerdote le contó cómo acababa de obtener el mantel.

La mujer le explicó que antes de la guerra, ella y su esposo tenían una posición económica holgada en Austria. Cuando los Nazis llegaron, la forzaron a irse. Su esposo debía seguirla la semana siguiente.

Ella fue capturada, enviada a prisión y nunca volvió a ver a su esposo ni su casa.

El sacerdote la llevó en el automóvil hasta su casa y ofreció regalarle el mantel, pero ella lo rechazó diciéndole que era lo menos que podía hacer.

Se sentía muy agradecida pues vivía al otro lado de Staten Island y solamente estaba en Brooklyn durante un día para un trabajo de limpieza de una casa.

Qué maravillosa fue la Misa de la Nochebuena! La iglesia estaba casi llena. La música y el espíritu que reinaban eran increíbles. Al final de la Misa, el sacerdote despidió a todos en la puerta y muchos expresaron que volverían.

Un hombre mayor, que el sacerdote reconoció del vecindario, seguía sentado en uno de los bancos mirando hacia el frente, y el padre se preguntaba porque no se iba.

El hombre le preguntó donde había obtenido ese mantel que estaba en la pared del frente, porque era idéntico al que su esposa había hecho años atrás en Austria antes de la guerra y ¿cómo podía haber dos manteles tan idénticos?

Él le relató al padre cómo llegaron los Nazis y como él forzó a su esposa a irse, para seguridad de ella, y cómo él estaba dispuesto a seguirla, pero había sido arrestado y enviado a prisión. Nunca volvió a ver a su esposa ni su hogar en todos aquellos 35 años.

El sacerdote le preguntó si le permitiría llevarle a dar una vuelta.

Se dirigieron en el automóvil hacia Staten Island, hasta la misma casa donde el padre había llevado a la mujer tres días atrás.

El ayudó al hombre a subir los tres pisos de escalera que conducían al apartamento de la mujer, llamó a la puerta y... presenció la más bella reunión de Navidad que pudo haber imaginado.

Esta es una historia real, relatada por el Padre Rob Reid, quien dice que Dios trabaja de forma silenciosa.

El amor de Dios está siempre contigo. Por eso, cuando el camino que estés cruzando parezca difícil en extremo, encomiéndaselo a Dios, y Él hará el resto.

Las casualidades no existen, hay una razón que sólo conoce Dios.


Autor desconocido

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