Cuenta la historia, que un señor trabajaba en una planta empacadora de carne en Noruega.
Un día, terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionar algo.
Al momento, sintió que la puerta se cerró tras él con el seguro y se quedó atrapado dentro del refrigerador.
Golpeó fuertemente la puerta y comenzó a gritar, pero nadie le escuchaba. La mayoría de los trabajadores se habían ido a sus casas, y era casi imposible que nadie le oyese.
Pasó el tiempo y él continuaba en el refrigerador al borde de la muerte.
De repente, se abrió la puerta. El guardia de seguridad entró y le rescató.
Después de esto, le preguntaron al guardia porqué se le ocurrió mirar allí.
Él explicó: “Llevo trabajando en esta empresa 35 años, cientos de trabajadores entran a la planta cada día, pero él es el único que me saluda en la mañana y se despide de mí en las tardes. El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible. Hoy me dijo “buenos días” a la entrada, pero no se despidió. Yo espero por ese “hola”, “buenos días”, y ese “ciao” o “hasta mañana”, cada día.
Sabiendo que todavía no se había despedido de mí, pensé que debía estar en algún lugar del edificio, por lo que le busqué y le encontré.
"Dios te creó con una sonrisa. No dejes que nada te la quite."
Autor desconocido
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