Hay dos formas de ver la vida, de manera positiva o de manera negativa. Tú eliges.
Hay que agradecer a Dios por:
– Por todo lo que tengo que limpiar después de la fiesta, porque significa que estoy rodeado de familiares y amigos.
– Por los impuestos que pago, porque quiere decir que tengo empleo.
– Por la ropa que me aprieta un poco, porque significa que como lo suficiente.
– Por la sombra que me vigila trabajando, porque significa que tengo luz del sol.
– Por el patio que tengo que limpiar y arreglar, las ventanas que tengo que limpiar y las goteras que tengo que reparar porque significa que tengo un hogar.
– Por todas las quejas que escucho acerca de mi gobierno, pues significa que tenemos libertad de palabra.
– Por el espacio más lejano que encuentro en el estacionamiento, porque significa que soy capaz de caminar.
– Por la viejita que canta desentonada detrás mío en misa, porque significa que puedo oír.
– Por los cerros de ropa que tengo que lavar y planchar, pues significa que tengo con qué vestirme a diario.
– Por el cansancio y dolores musculares que tengo al final del día, pues significa que estuve muy productivo.
– Por el despertador que suena a diario muy temprano en la mañana, pues significa que estoy vivo.
– Por el mal recuerdo en mi mente de aquél accidente, pues significa que aún conservo mi vida, mi memoria y mi razón.
– Por los celos producto de perder a esa persona, pues significa que tengo a alguien a quien amar y que me ama.
– Por aquellos sueños que no se han cumplido, pues significa que aún tengo ilusiones.
– Por recibir tantos correos electrónicos y postales que me abruman a diario, porque así sé que tengo muchos amigos y gente que aún piensan en mí.
Tomado de la web
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